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lunes, 4 de abril de 2011

PRONOSTICO Y PREVENCION.

PRONOSTICO.
La insuficiencia cardíaca es un trastorno grave. Por lo general, la insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica que puede empeorar con infección u otro estrés físico.
Muchas formas de insuficiencia cardíaca se pueden controlar con medicamentos, cambios en el estilo de vida y el tratamiento de cualquier trastorno subyacente

PREVENCION.
Prevención primaria
Los factores de riesgo de IC evidenciados en el estudio Framinghan son:

- Edad avanzada.
- Hipertensión arterial (HTA).
- Hipertrofia ventricular izquierda (HVI).
- Diabetes mellitus.
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Antecedentes de infarto agudo de miocardio.

La HTA y la cardiopatía isquémica son los que están presentes en la mayor parte de pacientes. En la mujer, la diabetes constituye un importante factor de riesgo al multiplicar por 11 veces el riesgo de padecerla respecto a población no diabética (más del doble que el varón).

Está ampliamente documentado que el tratamiento de la HTA reduce la incidencia de IC. En un reciente meta-análisis sobre los 42 ensayos clínicos publicados, el tratamiento farmacológico de la HTA redujo la incidencia de IC en un 46 por ciento, cifra muy superior a las reducciones obtenidas en la incidencia de cardiopatía isquémica (14 por ciento) o ictus (31 por ciento). El objetivo de control en las cifras tensionales debe ser 140/90 mmHg en pacientes hipertensos no complicados. (Grado de Recomendación A).

El paciente diabético es un paciente de alto riesgo cardiovascular, aunque a la luz de los últimos estudios, probablemente éste no sea tan elevado como el de los pacientes con enfermedad cardiovascular establecida. A pesar de ello, el beneficio obtenido con el control de los factores de riesgo parece similar en términos absolutos al de los pacientes con cardiopatía isquémica, con un beneficio adicional derivado del control "agresivo" de los mismos, lo que ha sido documentado en varios estudios. Paradójicamente, el control estricto de la glucemia no se ha traducido en una reducción de eventos cardiovasculares mayores. En el estudio UKPDS, el control estricto de la tensión arterial (TA) redujo la incidencia de IC en un 56 por ciento, y en el estudio HPS, el tratamiento con estatinas para reducir las cifras de LDL desde 125 mg/dl hasta 90 mg/dl se tradujo en una reducción de eventos cardiovasculares mayores del 26 por ciento. Por todo ello, hoy se acepta ampliamente que en los pacientes diabéticos, el objetivo de control en las cifras de TA debe ser menor de 130/80 mmHg y en las cifras de LDL-colesterol menor de 100 mg/dl (Grado de Recomendación A).

En el paciente con un síndrome coronario agudo está claramente demostrado que aplicar los procedimientos de revascularización (fibrinolisis o angioplastia) de manera precoz, permiten preservar una mayor cantidad de miocardio viable. Cuanto menor sea el tamaño del infarto, menor será la probabilidad de que el paciente desarrolle una disfunción ventricular, por lo que el diagnóstico precoz y la atención adecuada a estos pacientes desde Atención Primaria, y su traslado al Hospital lo más rápido posible, en condiciones adecuadas, es una medida crucial para la prevención de la IC (Grado de Recomendación A).

En el paciente con cardiopatía isquémica crónica existen suficientes evidencias para establecer las siguientes recomendaciones:

- Control estricto multifactorial de los distintos Factores de Riesgo cardiovascular (Grado de Recomendación A):

- Eliminación del consumo de tabaco.
- Control de la TA (objetivo < 130/85 mmHg).
- Control de lípidos (objetivo LDL < 100 mg/dl).

- Uso de fármacos que han demostrado modificar la historia natural de la enfermedad por sus efectos intrínsecos, independientemente de los que tienen sobre la TA o los niveles de lípidos:

- Antiagregantes: aspirina, o clopidogrel si está contraindicada (Grado de Recomendación A).
- Betabloqueantes (Grado de Recomendación A):

- En todos los pacientes post-infarto: cualquier BB (preferentemente atenolol, metoprolol, bisoprolol o carvedilol). Evitar BB con actividad simpaticomimética intrínseca.
- En pacientes post-infarto con disfunción ventricular izquierda asintomática: carvedilol.
- En pacientes post-infarto con IC en clase funcional II y III: metoprolol, bisoprolol o carvedilol.
- En pacientes post-infarto con IC severa (clase funcional IV): carvedilol.

- IECAS/ARA-II en todos los pacientes post-infarto con disfunción ventricular sistólica (FE menor del 40 por ciento), con o sin síntomas (Grado de Recomendación A).
- Estatinas en todos los pacientes hasta un objetivo de LDL menor de 100 mg/dl (Grado de Recomendación A).

- Programas de rehabilitación cardiaca, incluyendo un programa de ejercicio físico estructurado como base del mismo, en todos los pacientes post-infarto (Grado de Recomendación A).
Prevención secundaria
La importancia del diagnóstico precoz de IC estriba en la posibilidad de instaurar lo antes posible aquellos tratamientos que han demostrado mejorar el pronóstico de la enfermedad. Se hablará de ello en una sección específica.

En los últimos años se está haciendo un especial énfasis en el diagnóstico de la DVI asintomática, básicamente por dos motivos: existen tratamientos que han demostrado mejorar el pronóstico en estos pacientes (beta-bloqueantes, en particular carvedilol, IECAS y probablemente ARA-II), y porque es en estos casos donde resulta más sencillo poder aplicarlos. Dos son los principales inconvenientes para llegar al diagnóstico: al ser pacientes asintomáticos, la población de estudio es población de alto riesgo por antecedentes de infarto agudo de miocardio (IAM) o múltiples factores de riesgo, y por tanto muy numerosa; y la prueba diagnóstica es el ecocardiograma, cuya accesibilidad está limitada para la mayor parte de ellos. Únicamente, en los pacientes que acaban de sufrir un síndrome coronario agudo está bien establecida la necesidad de realizar un ecocardiograma, generalmente antes del alta hospitalaria, para valorar la función ventricular aún en ausencia de síntomas de IC.

En los pacientes con un antecedente lejano de IAM no se suelen realizar ecocardiogramas en las revisiones rutinarias, y hoy por hoy, en los pacientes con múltiples factores de riesgo la ecocardiografía no está indicada. En estas situaciones, un nuevo marcador bioquímico, el BNP (brain natriuretic peptide, pétido natriurético cerebral o tipo B) podría jugar un papel importante en el diagnóstico de la DVI asintomática. El BNP se eleva en aquellas situaciones que cursen con aumento de la tensión parietal de los ventrículos. La disfunción sistólica del ventrículo izquierdo es una de ellas. Hasta ahora ha demostrado unas elevadas sensibilidad y valor predictivo negativo (VPN) en cualquier circunstancia en la que se ha medido en relación con IC. La especificidad y el valor predictivo positivo (VPP) varían en los distintos estudios, fundamentalmente porque la disfunción sistólica no es el único trastorno en el que la tensión parietal aumenta. Está por determinar si en estas poblaciones el BNP aporta un VPP lo suficientemente alto como para justificar la realización de un ecocardiograma en pacientes asintomáticos.
Prevención terciaria
La disminución en el número de descompensaciones y de ingresos hospitalarios en los pacientes con IC es un objetivo básico, que traduce una mayor estabilidad del paciente y una mejor calidad de vida. Por ello la prevención, reconocimiento precoz y tratamiento de los factores precipitantes de desestabilizaciones son elementos esenciales del manejo de estos pacientes, y es el médico de familia, por su accesibilidad y contacto directo, el mejor situado para llevarlo a cabo. En registros hospitalarios, los dos factores más frecuentes han sido la mala adherencia al tratamiento y las infecciones respiratorias. Como se hablará en el apartado de medidas generales, el autocontrol del peso corporal es un elemento clave para el diagnóstico precoz de las desestabilizaciones.



http://www.umm.edu/esp_ency/article/000158prv.htm



DIAGNOSTICO.

El diagnóstico de disfunción diastólica requiere un análisis integral de la historia, el examen físico y los resultados de varias pruebas diagnósticas.
La fiabilidad de estos para diferenciar la ICC sistólica de la diastólica es muy pobre. En casos de sospecha por criterios clínicos de insuficiencia cardíaca es imprescindible realizar un ecocardiograma Doppler u otro estudio de función ventricular (ventriculografía isotópica) para determinar el valor exacto de la fracción de eyección.
Es importante excluir la presencia de enfermedad pulmonar, anemia, tirotoxicosis y enfermedad coronaria o valvular. La radiografía de tórax y las pruebas de espirometría pueden establecer el diagnóstico de disnea de causa pulmonar.
Ha cobrado un gran valor diagnóstico la determinación de los péptidos natriuréticos cerebrales (BNP y NT-proBNP). Las concentraciones de BNP están elevadas en pacientes con disfunción diastólica y se correlacionan con la alteración de los índices de función diastólica. En los casos en los que existen alteraciones moderadas de la función pulmonar, los valores circulantes del péptido natriurético (BNP) pueden ayudar a determinar si la causa de la disnea es una enfermedad pulmonar o un fallo cardíaco ya que, en este último, el BNP suele estar elevado.
Actualmente, la ecografía es la técnica más completa para establecer el diagnóstico y el mecanismo de la función diastólica. El ecocardiograma bidimensional permite detectar la dilatación de la aurícula izquierda y la función sistólica ventricular, contribuyendo a establecer la causa y la cronicidad de la disfunción diastólica. La ecocardiografía bidimensional también permite evaluar la distensión de las venas cavas y hepáticas, siendo útil para estimar la presión auricular derecha. Además la ecocardiografía permite diagnostica insuficiencia mitral o aórtica aguda, o pericarditis constrictiva que suelen estar asociados a signos y síntomas de insuficiencia cardíaca y fracción de eyección anormal.
Una vez obtenida la información anatómica, el Doppler permite obtener la velocidad de llenado ventricular.
La resonancia magnética cardíaca, pueden tener en el futuro un papel importante en la valoración de la anatomía y la función cardíacas, junto a la tomografía de alta resolución son útiles para evaluar el grosor del pericardio en ciertos pacientes en los que se sospecha un diagnóstico de pericarditis constrictiva.
El cateterismo permite establecer con precisión las presiones de llenado, la constante de relajación y, en combinación con medidas simultánes de volumen, puede también determinar la distensibilidad ventricular. La ventriculografía isotópica puede emplearse para obtener el tiempo y la velocidad de llenado. Sin embargo, este método ha sido reemplazado por la ecografía Doppler que ofrece, además, información anatómica.

http://www.fisterra.com/guias2/icc.asp

TRATAMIENTO.

A pesar de la prevalencia de la insuficiencia cardíaca diastólica, hoy día no se han completado estudios aleatorizados para determinar el efecto de agentes terapéuticos específicos para el tratamiento de este síndrome. En tanto no haya más datos el tratamiento de la ICC diastólica o con función sistólica conservada es puramente sintomático y etiológico. Es importante el control de la presión arterial y de la frecuencia ventricular, así como la regresión de la hipertrofia ventricular izquierda y el control de la isquemia miocárdica.
El manejo de la insuficiencia cardíaca diastólica tiene dos objetivos principales, revertir las consecuencias de la disfunción diastólica (congestión venosa, intolerancia al ejercicio) y eliminar y reducir los factores responsables de la disfunción diastólica.
El edema agudo de pulmón, con o sin signos de congestión venosa puede ser tratado con aportes de oxígeno, morfina, nitroglicerina y diuréticos por vía parenteral, pero hay que usarlos con precaución, utilizando dosis bajas, para evitar la hipotensión y otros síntomas de bajo gasto. (1, 3, 6)
Algunos estudios han demostrado un efecto favorable de los bloqueadores beta y los antagonistas del calcio y de la angiotensina sobre los síntomas y la capacidad funcional de los pacientes con ICC diastólica. El efecto de la digital en pacientes en ritmo sinusal es dudoso; en casos de isquemia puede ser desfavorable y producir una sobrecarga de calcio en la diástole.
La disminución de la presión arterial con el uso de inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) y bloqueadores de los canales del calcio en pacientes con cardiopatía hipertensiva son efectivos, causando remodelación al reducir el grosor de la pared y la masa ventricular y, por tanto, ocasionando un aumento de la distensibilidad.
En casos de hipertensión severa que no responde al manejo inicial puede requerir tratamiento parenteral, como nitroprusiato de sodio.
En ciertos pacientes con cardiopatía hipertrófica, el verapamilo ha demostrado mejorar la relajación ventricular. Sin embargo, en pacientes con cardiopatías dilatadas y restrictivas, el efecto suele ser opuesto, causando un deterioro en la función diastólica y un aumento en las presiones de llenado.(7)
Los IECA suelen mejorar la relajación y la distensibilidad en pacientes con disfunción diastólica, independientemente de la fracción de eyección.
La taquicardia provoca aumento de la demanda miocárdica de oxígeno y disminuye la perfusión coronaria, en ausencia de enfermedad coronaria. El control de la frecuencia cardíaca y el mantenimiento del ritmo sinusal permiten optimizar el llenado ventricular. El tratamiento con bloqueadores beta es efectivo no sólo por estos mecanismos, sino también por un efecto inhibitorio neurohormonal. La estimulación crónica por catecolaminas conlleva el desarrollo de fibrosis intersticial y, por tanto, el uso de bloqueadores beta a largo plazo resulta en aumento de la distensibilidad. .(1,7,8)
Estos pacientes tienen tiempo de relajación incompleta, con un aumento resultante en la presión diastólica. Entonces el desarrollo de fibrilación auricular, especialmente si la respuesta ventricular es rápida, puede resultar en edema e hipotensión, y en algunos casos requerir cardioversión eléctrica urgente. No hay datos que soporten el uso de otros agentes farmacológicos o estrategia, pero los bloqueantes beta o cálcicos pueden ser usados para prevenir la taquicardia o disminuir la frecuencia cardíaca en pacientes con fallo diastólico
Se ha asociado el candesartan a una disminución del número de hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca y de muertes de causa cardíaca, sin disminución del riesgo de stroke, infarto de miocardio ni de revascularización coronaria.(1, 9, 10)
Si la isquemia miocárdica contribuye al fallo diastólico las técnicas percutáneas y la cirugía de revascularización estarían indicadas






http://www.ctv.es/diagnostico/diagnostico/Insuficiencia%20card%EDaca.htm

SINTOMAS.

Los síntomas de la insuficiencia cardíaca con mayor frecuencia empiezan de manera lenta. Al principio, pueden sólo ocurrir cuando usted está muy activo. Con el tiempo, se pueden notar problemas respiratorios y otros síntomas incluso cuando usted está descansando.
Sin embargo, los síntomas de insuficiencia cardíaca pueden empezar de manera repentina después de un ataque cardíaco u otro problema del corazón.
Los síntomas comunes son:
Otros síntomas pueden abarcar:

INTRODUCCION Y CAUSAS.

INTRODUCCION.
La insuficiencia cardíaca (IC) es la incapacidad del corazón de llenar o bombear sangre en los volúmenes adecuados para satisfacer las demandas del metabolismo celular o, si lo logra, lo hace a expensas de una elevación crónica de la presión de llenado de los ventrículos cardiacos. La IC es un síndrome que resulta de trastornos, bien sea estructurales o funcionales, que interfieren con la función cardíaca.

http://www.drscope.com/cardiologia/pac/cardiaca.htm



CAUSAS.
La insuficiencia cardiaca tiene muchas causas distintas. Algunas veces no se puede encontrar la causa exacta. Las causas más comunes de la insuficiencia cardiaca están anotadas abajo:
  • Enfermedad de las arterias coronarias (cuando el suministro de sangre que llega al corazón está parcial o completamente bloqueado) con o sin un ataque previo al corazón
  • Problemas del músculo cardiaco en sí; es decir, cardiomiopatía.
  • Presión arterial elevada (hipertensión)
  • Problemas en cualquiera de las válvulas cardiacas
  • Ritmos del corazón anormales; arritmias
  • El uso de substancias tóxicas, tales como alcohol o drogas ilegales de abuso
  • Enfermedad cardiaca congénita; es decir, un problema o defecto cardiaco con el cual usted nació.
  • Diabetes